Buenos días a todos y a todas,
terminamos la semana con ganas,
porque es viernes por la mañana,
y despedimos con un cuento la semana .
El cuento tienes que leer,
y poner mucho interés,
las preguntas responder,
y enviarlas cuando estén.
Y si no lo entiendes bien,
vuelve a leerlo otra vez.
Y si no sabes que poner,
el lunes arrancamos otra vez.
CAPERUCITA ROJA DE LA SELVA
Estando una mañana haciendo el bobo
Estando una mañana haciendo el bobo
le entró un hambre espantosa al Señor Lobo,
así que, para echarse algo a la muela,
se fue corriendo a casa de la Abuela.
"¿Puedo pasar, Señora?", preguntó.
La pobre anciana, al verlo, se asustó pensando:
"¡Este me come de un bocado!".
Y, claro, no se había equivocado:
se convirtió la Abuela en alimento
en menos tiempo del que aquí te cuento.
Lo malo es que era flaca y tan huesuda
que al Lobo no le fue de gran ayuda:
"Sigo teniendo un hambre aterradora...
¡Tendré que merendarme otra señora!".
Y, al no encontrar nada en la nevera,
gruñó con impaciencia aquella fiera:
"¡Esperaré sentado hasta que vuelva
Caperucita Roja de la Selva!"
-que así llamaba al Bosque la alimaña,
creyéndose en Brasil y no en España-.
Y porque no se viera su fiereza,
se disfrazó de abuela con presteza,
se dio laca en las uñas y en el pelo,
se puso la gran falda gris de vuelo,
zapatos, sombrerito, una chaqueta
y se sentó en espera de la nieta.
Llegó por fin Caperu a mediodía
y dijo: "¿Cómo estás, abuela mía?
Por cierto, ¡me impresionan tus orejas!".
"Para mejor oírte, que las viejas
somos un poco sordas". "¡Abuelita,
qué ojos tan grandes tienes!". "Claro, hijita,
son las lentillas nuevas que me ha puesto
para que pueda verte Don Ernesto
para que pueda verte Don Ernesto
el oculista", dijo el animal
mirándola con gesto angelical
mientras se le ocurría que la chica
iba a saberle más rica que la abuelica.
De repente Caperucita dijo: "¡Qué imponente
abrigo de piel llevas este invierno!".
El Lobo, estupefacto, dijo: "¡No entender!
O no sabes el cuento o tú me mientes:
¡Ahora te toca hablarme de _mis dientes_!
¿Me estás tomando el pelo...?
Oye, chiquilla,
te comeré en una mijilla".
Pero ella se sentó en un canapé
y se sacó un silbato del corsé,
respiró profundamente
y silbó fuertemente,
que el lobo cayó y de alli no se movió,
y del susto se murió.
Al poco tiempo vi a Caperucita
cruzando por el Bosque... ¡Pobrecita!
¿Sabéis lo que llevaba la infeliz?
Pues nada menos que un sobrepelliz
que a mí me pareció de piel de un lobo
que estuvo una mañana haciendo el bobo.
Reponde a las siguientes preguntas:
Las preguntas tienes que copiar,
y no solo contestar
y como estamos en mayo,
hago 5 y no me desmayo.
1º ¿Cómo está escrita la lectura?
2º Escribe un título adecuado para la lectura.
3º ¿Te ha gustado este cuento?, ¿por qué? Justifica tu respueta.
4º ¿Conoces otra versión de Caperucita Roja?, ¿Recuerdas como terminaba?
5º Elige una de las tres opciones:
Opción 1- Haz un dibujo de alguna escena del cuento.
Opción 2- Inventa algunos versos para añadir o cambiar el final.
Opción 3- Haz las dos opciones anteriores.
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